miércoles, 3 de junio de 2009

Comentario Estación central:
Director: Walter Selles

La historia se inicia con Dora, una profesora retirada que vive de las pequeñas estafas que realiza escribiendo cartas de encargo en la estación central de Brasil, pero estas nunca llegan a destino, Dora es una mujer muy solitaria, y fría por lo que no sentía culpa en desechar las cartas, un día uno de sus clientes llega con un niño y redacta una carta al padre de este, Sorpresivamente, ella, su madre muere atropellada en las misma puerta de la estación central de Rio de Janeiro, y el niño, Josué queda solo en la estación, Dora piensa llevarlo con una amiga, y allí planea dejarlo, en un supuesto hogar donde le ofrecen dinero por Josué, dinero con el cual Dora se compra un televisor, la amiga logra hacerle entender que el futuro de Josué no existe, o tal vez sea el tráfico de órganos, Dora de a poco comienza a conmoverse y rescata al niño, y decide acompañarlo en una aventura, un viaje por todo Brasil en búsqueda de su padre, en el camino viven varias experiencias, que a lo largo de días de penurias, los unirá una relación muy particular. Durante este viaje se rescata lo importante del acercamiento, de la intimidad con el otro, y ambos personajes recuperan el sentido de lo humano. Tras el largo recorrido encuentran el último lugar donde estuvo el padre, pero este no estaba, entonces Dora le ofrece a Josué que vaya con ella para formar una familia, que en el fondo esto es lo que Dora anhelaba. Sin embargo se encuentran con los medios hermanos de Josué, sin quererlo, y ellos sin saber que Josué era su hermano, le ofrecen a él y a Dora que se refugien en su casa, ahí se enteran por medio de una carta, de los planes del hombre de vivir junto a todos sus hijos, en ese momento da la sensación que el viaje termina, tras la conmovedora decisión de Dora de dejar a Josué con sus hermanos, dejándole a Josué una carta en la que le explica que sus hermanos le darán la familia que merece y pidiéndole que no la olvide.. Es muy importante el papel que juegan las cartas, siempre determinan algo.
Este film, es triste pero esperanzador a la vez, se desnudan mucho los sentimientos, genera una nostalgia que invade y cautiva, fue estremecedor ver la transformación del personaje de Dora por el amor de un niño, todo lo que Dora no pudo disfrutar de una familia, logro vivirlo con Josué, en ese viaje, un viaje personal, de encuentro con uno mismo, también nos muestra Un viaje hacia los orígenes más remotos y primigenios de la cultura brasileña. Allí, donde los habitantes intentan adaptarse a una modernidad inalcanzable y que conviven en la urbanidad más desalmada, emerge un Brasil real. Un país lleno de rostros y palabras cotidianas, una realidad social que ignoramos en una estación de buses y una verdad mítica al interior de una tierra impenetrable. A través de estos elementos, se nos revela una sociedad con graves carencias -como el analfabetismo- y que posee una riqueza religiosa muy importante. Estremece ver la devoción y las manifestaciones de religiosidad hacia la Virgen y al niño Dios, símbolos protectores de un pueblo repleto de seres huérfanos y vulnerables como Josué y Dora. Aquella crítica que denuncia la pobreza y el hambre, queda redimida mediante la dignidad de su gente que ha podido preservar sus raíces.
También muestra una trama que si bien es sencilla, es profunda y entretenida. Con una mezcla de ficción y documental muy bien lograda por el director, ahí el espectador puede ubicarse en la realidad cotidiana de Brasil, de una forma increíble. Por su parte la banda sonora es buenísima y genera el ambiente perfecto para cada escena. Esta película muestra como día a día, se pierden los valores, los sentimientos, el amor, la solidaridad, nos muestra como es vivir en una sociedad tan deteriorada y como destruimos las nuevas generaciones.







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